miércoles, enero 09, 2008

Teología 2.0: Ya lo decía Joe Cocker

Al episodio anterior

Al primer episodio


El imp se estrelló contra mi a la velocidad de una bala, tirándome de la silla. Seguía gritando mientras yo intentaba quitármela a la persistente bestezuela de encima. Finalmente, el cuerpo de Marta le propinó una patada al pequeño cabrón, que rebotó varias veces contra el suelo y el techo, cual pelota de goma del baratillo.

Al fín pareció calmarse. Me incorporé y tras sacudirme el polvo agradecí a Marta su ayuda. No hay de que. Me dijo: La verdad es que empiezo a no poder soportarle.

Jennifer Hewitt/Legión levantó al Imp por los cuernos ¿Qué sucede?

El Imp nos miró a todos uno por uno y dijo:Duque, Jefe, esto...chica sin cabeza, Un ejército comandado por los Tres Jinetes del apocalipsis está llegando a la plataforma, de alguna manera nos han encontrado!

No me llamo chica sin cabeza! Gritó Marta.

Miré al Imp con cara de canadiense de South Park. ¿Los jinetes del apocalipsis no eran cuatro?

Legión me miró: Así fué antaño, pero el cuarto decidió reencarnarse en la tierra hace algunos años, para unas vacaciones. El duque de los infiernos hizo una pausa y luego dijo: salgamos fuera!

Fuimos a la entrada de la cueva, donde los malefactores que nos habían llevado no podían verse por ningún lado. seguramente escaparon al menor atisbo de peligro. A lo lejos, en la oscuridad podía verse como se dirigía hacia nosotros una inmensa horda de terribles demonios. Miles de alas batiendo en una cacofonía de graznidos y gritos. Use mi Triple A para poder ver de cerca aquel maremagnun de...monos alados vestidos de botones sacarino.

Aquello estaba empezando a volverse demasiado surrealista. No me había vuelto loco la visión de mis congéneres torturados, ni los terribles monstruos del infierno, pero aquello estaba forzándome al límite.

Lo peor es que reconocí a los tres jinetes del apocalipsis. Montados sobre caballos negros con cascos de fuego ardiente, capaces de cabalgar por los aires como si fuesen prados...Uno de ellos era Stalin, el otro Hitler y el tercero, Pertegaz.

Y pese al ridículo aspecto que presentaba aquella horda de primates volantes, tenía la sensación de que si nos pillaban, Nos iban a dar la del pulpo.

Jefe, tienes que hacer algo! baja de la nube, que nos van alcanzar! Grito el Imp

Se me ocurrió un plan, bastante peregrino, como todas mis elucubraciones.

Le pregunté a Legión: Escuchame ¿ Es posible invocar a alguien desde la tierra hasta aquí, aunque sea temporalmente? A una persona que aún esté viva.

Asintió. Pero solo por unas horas.

Bien, pues necesito que hagas una cosa por mi. Le dije al Duque infernal. Quiero que uses tu poder para crear un gran ejército, estoy pensando ahora mismo como quiero que sea, entra en mi mente y haz realidad mis pensamientos, yo tengo que usar mi poder para otra cosa.

Me concentré en encontrar a una persona en concreto. usando Triple A le transporté directamente a nuestra presencia. evidentemente, le pillé por sorpresa. Me costó varios minutos tranquilizarle, mientras tanto legió había materializado el ejército que necesitabamos. Una miriada de pequeños seres reptilescos, acompañados por hombres lagarto mucho mas grandes de todos los colores imaginables. Las bestias portaban lanzas y hachas con cabezas de obsidiana y pdernal, junto con cerbatanas y escudos de mimbre. algunos de ellos montaban sobre monstruos similares a dinosaurios. Había miles de ellos, tantos como la horda adversaria.

Le mostré a la persona que había invocado un grupo de hombres lagarto, que portaban una silla a hombros, se arrodillaron frente a el mientras yo le explicaba todo lo que estaba pasando.

Dani tio y por todo eso que te he dicho, te necesitamos como general de este ejército...¿Estás dispuesto a correr el riesgo?

Me miró mientras subía al trono y me dijo:

Pos no lo sabes ya, Barbah

Video: Motorhead - Born to Raise Hell



2 comentarios:

Karz dijo...

¡¡Lagarto!! ¡¡Rufián!! Los jinetes del apocolipto ese lo van a vivir.

La verdad es que ya pegaba un Crossover en tu blog (jaus)

Letichan dijo...

Grande, Jose, grande. No tengo palabras.