Me salgo del matadero...

Nunca he sido demasiado carnívoro, de hecho durante un año fuí un vegetariano estricto, ni carne, ni pescado, ni productos lácteos y durante otro año más fuí vegetariano ovolácteo por recomendación médica. La carne me gusta, pero la verdad, no me tengo ya el estómago ni la conciencia como para consumirla, llevo madurando la decisión desde hace tiempo y creo que voy a volver a mis antiguas costumbres alimenticias, la prueba de fuego ya la he pasado, llevo dos semanas sin tomar nada que provenga de un animal y no lo hecho de menos.

Hace poco, un amigo me contó la etapa que pasó trabajando con su padre en un matadero, realmente es repulsivo, los animales mueren con descargas eléctricas que no son para nada indoloras, luego se les extrae la sangre a través de una punción en la yugular para la elaboración de chorizos, morcillas y otros derivados similares. En la práctica, no se mata al animal de forma más rápida porque eso rebajaría la calidad del producto. Asimismo, hace una serie de años asistí a la matanza de un cerdo y cuando me acuerdo, los chillidos del animal se me meten en la cabeza.

No le reprocho a nadie el que coma carne, la cadena alimenticia es la que es, pero me desagrada enormemente tanto la industrialización del proceso como la idea de tanto sufrimiento solo por el beneficio y realmente creo que él mundo sería mejor si la ganadería fuera un poco menos cruel.

Muchas veces, miro a mis perros y pienso que si esto fuese Corea, podrían acabar en el menu de calquier restaurante y se me revuelven las tripas. Creo que la raiz de mi disconformidad con el consumo de carne es lo mucho que me gustan los animales en general y como no veo lógico iniciar una cruzada vegetariana, me lo impongo a mi mismo y punto pelota. No quiero seguir formando parte de la cadena ni causar daño a un ser vivo que sufre y padece, no quiero tener nada que ver con eso.

Afortunadamente para mi salud y conciencia, ni las espinacas ni las lechugas sufren cuando las arrancan de la huerta.

un saludo