lunes, febrero 23, 2009

el León, el Búfalo y la Hiena (II)


La hiena, respirando cada vez más lento, continuó con su historia.

Estas tierras siempre han tenido dos reyes, el león en la sabana y el Búfalo en el lago. Nadie ha osado jamás disputar su dominio, pese a su tiranía, pues eran dos titanes invencibles. Cruzarse en su camino significaba la muerte.

El león se erguía lleno de orgullo sobre las rocas, vislumbraba su territorio con fiereza. su corazón era de peidra, ya que usaba su poder solo para obtener la adoración de las demás bestias. Jamás movió una garra para ayudar a sus hermanos y vivía del trabajo de sus esposas, a la par que aterrorizaba los campos matando a cualquiera que le agraviase en lo más ligero.

El Búfalo gobernaba el lago, cualquiera que quisiera ir a beber debía rendirle pelitesía, pero al igual que el león tenía solo la vista puesta en su bienestar, era un amo cruel que denegaba el bien sagrado del agua según su conveniencia. Causando más sufrimiento incluso que el gran gato de la sabana.

Interrumpí a la hiena y le pregunté: ¿Y qué hizo que reunieses el valor para luchar contra ellos?

Mis hermanas de la manada morían de sed y hambre por la glotonería del león y el egoismo del búfalo- Dijo la Hiena así que algo tenía que hacer. Trabé amistad con los dos, cada uno de ellos por separado y envenené los oídos de ambos con malas palabras. Les hice creer que cada uno buscaba la ruina del otro. Al final, se enfrentaron y en la lucha se hirieron de muerte el uno al otro, por desgracia, yo estaba allí y el león con un último estertor, me dió un zarpazo mortal llevado por la ira.

Que gran historia Le contesté Ya que me has regalado tus últimas palabras, te compensaré con otro cuento. Hace tiempo escuché otra historia, trataba de un hombre que envidiaba a sus vecinos. Al jefe de la tribu porque era respetado y al herrero por ser rico, así que tramó un plan para hacerles creer que eran enemigos, ambos lucharon y se mataron mutuamente. Que lástima para el envidioso que el jefe, justo antes de morir, le clavara su lanza en el riñón para que se desangrara lento y sus últimos momentos fuesen de un largo desespero. Lamentándose en vano y tratando de justificarse a si mismo.

Si, que final más lastimero para ese hombre. Contesto la Hiena justo antes de expirar.

7 comentarios:

Chiqui dijo...

¿Y ya se acabó? Me quedé con ganas de mas!

Besitos en la barba,

*Chiqui*

Francis Moriel dijo...

Bravó!!
Plas, plas, plas, plas, plas
((Sonidos de aplausos))

Anónimo dijo...

Genial !!! Y con moraleja y todo que son de los que a mi me gustan

aLi dijo...

Siiii, ma gustao, se hace usted de rogar, pero me molan sus historietas :D

Sr. Calavera dijo...

Me alegro que guste, mientras tenga buena acogida, el nómada volverá ocasionalmente.

Un saludo!

Milton Castro dijo...

Buen cuento, pero la hiena libro a sus hermanas, lo que le da cierta gloria a su muerte.

J.J.Madueño dijo...

Buenaaaaaa ya espero de nuevo al nómada.

Pero la próxima vez no me tengas dos semanas esperando que me la he tenido que releer porque no me acordaba ni de que iba.